Para recordar hay que imaginar. La imagen es el lugar originario de cada presentación de la historia. En ella confluyen presencia (de los acontecimientos históricos, siempre cambiantes) y representación (fijación de un instante). Desde los años noventa existen artistas los cuales anhelan recuperar una “pequeña memoria”. Una memoria más íntima, usualmente re-visitación de momentos traumáticos que hayan marcado de alguna forma a los artistas. Sus obras actúan en el presente del espectador como mecanismos de duelo colectivo, pero también como eficaces armas de acción política.